Después de unos días asentados en la urbe de Bogotá Colombia dirigimos nuestro viaje a la amazonia colombiana, en concreto a la ciudad de Leticia. Nuestro cuerpo nos pide aventura y naturaleza y que mejor manera de satisfacerle que con un excitante viaje al Amazonas.
En nuestro viaje pudimos involucrarnos con la cultura local, conocer sus costumbres y maravillarnos con este increible paraiso que es el Amazonas.
El rio Amazonas es el río más largo del mundo con una longitud de 7.062 km. Su recorrido pasa por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela y cubre una extensión de 7.35 millones de kilómetros cuadrados. El río Amazonas tienes la particularidad de que en una misma área del rio se cruzan las 3 fronteras de Brasil, Colombia y Perú. Esta famosa “triple frontera”, que incluso ha dado el nombre a un éxito de Netflix con Ben Affleck y Oscar Isaac, que se caracteriza por esta mezcla de culturas e idiomas entre el español y portugués. Definitivamente es un destino impresionante que vale la pena ver al menos una vez en la vida.
Vacunas necesarias para visitar el Amazonas
En primer lugar, hay que tener en cuenta que este no es un destino cualquiera gracias a que el Amazonas colombiano es un rico ecosistema para millones de especies es importante tomar unas precauciones en cuanto a las vacunas. Si bien, ninguna de ellas es obligatoria, es recomendable ponerse la vacuna de la fiebre amarilla, así como de la malaria, tifoidea y hepatitis A. Estas vacunas se deben poner entre los 10 y 15 días antes de tu llegada al Amazonas.
Desde pareja nómada te recomendamos consultar las opciones de tu país en materia de vacunación, seguro te ayudaran con el trámite rápidamente y sin costo.
Viajar al Amazonas colombiano por libre u organizado
En nuestro caso no queríamos que esto fuese un quebradero de cabeza y nos inclinamos a un viaje organizado. Para nuestro viaje a Leticia contratamos un viaje de Civitatis de 5 días que incluía transporte, alojamiento y comidas.
Empezamos nuestra aventura en Leticia y nos dirigimos en un viaje en lancha de cas dos horas a Puerto Nariño. Utilizamos el pueblo como base para hacer excursiones, visitar islas próximas y lagos increíbles. A continuación te detallamos toda nuestra experiencia en el amazonas colombiano con esta experiencia que definitivamente tienes que vivir.
Día 1 Llegada Leticia Amazonas
El vuelo de Bogotá a Leticia Amazonas fue una experiencia inolvidable. Desde el cielo, pudimos contemplar el impresionante paisaje del Amazonas, con sus densas selvas y sinuosos ríos, una vista impresionante que nos dejó sin palabras. A nuestra llegada, pasadas las ocho de la tarde, nos encontramos con una sorpresa desafortunada: el restaurante en el que queríamos cenar estaba cerrado, lo que nos obligó a buscar un plan B. Sin embargo, las cosas no mejoraron, ya que el hotel en el que nos hospedaríamos tenía un problema con el agua y no podía ofrecernos este servicio básico.
Después de un rápido cambio de planes, logramos encontrar otro hotel que nos brindó una cálida bienvenida y una habitación cómoda para descansar, mientras una intensa lluvia azotaba la ciudad de Leticia. A pesar de los contratiempos, disfrutamos de una agradable estancia en el corazón del Amazonas.
Día 2 Rumbo Puerto Nariño Amazonas
La travesía desde Leticia hacia Puerto Nariño fue realmente memorable. Después de haber pasado una noche en Leticia, nos dirigimos hacia su puerto fluvial para embarcarnos en una lancha. Durante el trayecto, pudimos disfrutar del fresco aire de la selva amazónica mientras contemplábamos un paisaje cada vez más exótico y representativo del pulmón del planeta. Sin duda, fue una experiencia única que quedará grabada en nuestras mentes para siempre
Finalmente, llegamos a Puerto Nariño, un pintoresco pueblo habitado por varias etnias indígenas. Nuestro guía Sebastián nos llevó a recorrer sus calles, descubriendo su cultura y sus tradiciones. Nos habló sobre las tribus Tikuna, Cocama y Yagua, y la forma de vida de la población local. Probamos los helados locales (puriches) de frutas locales como el açaí y el camu camu, increíbles. Desde el mirador de Puerto Nariño pudimos apreciar las excelentes vistas de toda la población en el rio Amazonas.
A última hora de la tarde, nos preparamos para nuestra expedición nocturna por la selva amazónica. Nos equipamos con linternas y repelente para insectos y partimos en busca de aventuras. La oscuridad de la noche nos rodeó y nos sumergimos en la densa selva. Escuchamos el sonido de animales nocturnos y vimos ranas venenosas, tarántulas y múltiples insectos. Toda una experiencia recorrer la selva amazónica a la luz de la luna.
Después de una noche emocionante, regresamos al hotel a descansar, nos alojamos en el hotel Ayahuasca un eco hotel con responsabilidad con el medio ambiente. Definitivamente, este primer día fue una experiencia única que marca un muy buen comienzo de viaje.
Día 3 Visita a la Isla de Cacao (Perú), Río Loretoyacu y Lago Tarapoto
Isla de Cacao (Perú)
Nuestro tercer día de viaje en pareja por el Amazonas colombiano fue simplemente encantador. Despertamos temprano en Puerto Nariño y nos dirigimos a un restaurante local donde disfrutamos de un delicioso desayuno compuesto por arepas, huevos pericos, chocolate y café.
Luego, nos embarcamos en una canoa tradicional y navegamos hacia la isla de Cacao, donde realizamos una emocionante excursión al árbol más famoso de la región, acompañados por nuestro guía local. Él nos contó la interesante historia de cómo encontró este árbol que ha atraído tanto turismo a la comunidad, así como algunas anécdotas de la isla relacionadas con las pistas de aterrizaje utilizadas por el narcotráfico en el pasado.
Después de nuestra emocionante caminata en la isla de Cacao, era la hora de recargar energías en el restaurante local. Allí, nos sirvieron un delicioso plato de bagre envuelto en hoja de bijao, acompañado por una exquisita sopa, arroz, patacones y una refrescante agua de panela con limón.
Fue una experiencia culinaria fascinante, llena de sabores auténticos y frescos que nos permitieron explorar la rica gastronomía de la región amazónica. Sin duda, esta comida fue uno de los puntos más destacados de nuestro viaje y una muestra más de la riqueza cultural y gastronómica de Colombia.
Al terminar nuestro delicioso almuerzo , emprendimos la búsqueda de uno de los animales más emblemáticos de la región amazónica: los osos perezosos. Con la ayuda de nuestro guía local, logramos avistar tanto a los bebés como a los osos mayores, y pudimos apreciar de cerca su peculiar forma de vida y movimiento lento.
En nuestra caminata, tuvimos la suerte de avistar una serpiente esmeralda, una especie de víbora que es conocida por su color verde brillante y su belleza exótica. Con la ayuda de nuestro guía local, pudimos acercarnos a ella y tocar su piel suave y sedosa. A pesar de que esta especie es venenosa, nuestro guía nos aseguró que esta serpiente en particular no era agresiva y que podíamos estar tranquilos.
Fue una experiencia inolvidable, que nos permitió conocer de cerca la rica fauna de la Amazonía y apreciar la belleza natural de la isla de Cacao. Al terminar nuestro recorrido, nos despedimos con tristeza de esta hermosa isla y nos dirigimos de vuelta a nuestra lancha para continuar nuestro viaje rumbo a Puerto Nariño. Sin duda, esta aventura en la isla de Cacao quedará grabada en nuestra memoria como uno de los momentos más emocionantes de nuestro viaje por el Amazonas colombiano.
Río Loretoyacu y Lago Tarapoto
Desde Puerto Nariño, nos subimos a una lancha improvisada que contaba con una canoa tradicional y un motor, y partimos hacia el Río Loretoyacu y el Lago Tarapoto. El recorrido por el Río Loretoyacu fue impresionante, pudimos disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Avistamos diversos animales como delfines de rio y diferentes tipos de aves que se encontraban en los árboles cercanos al río. Además, pudimos apreciar la rica vegetación y el colorido de las flores que se encontraban en los bordes del río.
Finalmente, llegamos al Lago Tarapoto, un lugar de ensueño rodeado de montañas y bosques. Allí pudimos relajarnos y disfrutar de la tranquilidad del lugar. Pudimos ver a los delfines rosados en su esplendor ya que el lago es el mejor sitio para encontrarlos reunidos y saltando. Sus aguas cristalinas y disfrutamos de la hermosa vista nos permitieron conectar con la naturaleza y disfrutar de la belleza del Amazonas colombiano.
En seguida, fuimos a dejar nuestro equipaje a la cabaña que iba a ser nuestro alojamiento esa noche. Una cabaña local a orillas del Lago regentada por una familia Ticuna. Amenazados por una tormenta, ya entrada la noche nos apresuramos de nuevo a la lancha rumbo a los adentros del Amazonas.
En nuestra expedición por la selva, nos dirigimos a una zona inundada en busca de los temidos cocodrilos. Nuestro guía nos proporcionó linternas para apuntar a la selva en búsqueda de los destellos que generaban los ojos de los cocodrilos. Después de un rato de búsqueda, logramos encontrar una familia de cocodrilos bebe en una pequeña laguna. Fue emocionante ver a estas criaturas tan de cerca.
Al ver que ya estaba cayendo algunas gotas nos apresuramos a una comunidad Ticuna cercana de donde era nuestro guía. Allí nos esperaba una deliciosa cena preparada por una familia local. Disfrutamos de la comida y compartimos historias. El patriarca de la familia, un hombre mayor con la agilidad de una adolecente, nos habló sobre sus viajes como representante musical de la comunidad Ticuna. Mientras tanto, la lluvia se intensificaba y nos preocupábamos por cómo regresaríamos a nuestra cabaña, que estaba a unos cinco minutos en lancha.
Al terminar nuestra cena y una vez mermada la lluvia, Gabriel nuestro guía se ofreció a llevarnos a la cabaña a orillas del lago Tarapoto. Para nuestra sorpresa, nos dimos cuenta de que estábamos completamente solos en el alojamiento. El dueño de la cabaña bromeó diciendo que había dejado un jaguar para cuidarnos. A pesar de la falta de electricidad, iluminamos nuestra cabaña con velas y linternas, y pasamos una noche maravillosa escuchando los sonidos de la lluvia y la selva que nos rodeaba.
Dia 4 San Martín de Amacayacu
A la mañana siguiente, después de nuestro desayuno en la comunidad Ticuna volvimos a Puerto Nariño para emprender una caminata de más de dos horas por la selva en dirección a San Martin de Amacayacu.
El camino no fue fácil, ya que había que sortear obstáculos naturales como troncos de árboles caídos, mosquitos y muchos puentes de palos cada vez más difíciles de cruzar en el camino. Sin embargo, la belleza de la selva y los sonidos de la naturaleza nos mantenían motivados y entusiasmados. En el camino, nuestro guía nos señaló algunas especies de plantas y animales únicas de la región. Vimos aves coloridas, mariposas gigantes y arañas de todos los tamaños.
Finalmente, llegamos a un rio donde una lancha nos esperaba para llevarnos a San Martin de Amacayacu, una pequeña comunidad rodeada de selva. Allí, tuvimos la oportunidad de interactuar con los habitantes locales y aprender sobre su forma de vida y costumbres. Después de una caminata tan intensa, nos dimos un merecido descanso en el pueblo y disfrutamos de un almuerzo típico de la región, compuesto por pescado fresco y plátanos fritos.
En San Martin de Amacayacu tuvimos la oportunidad de recorrer el pueblo y ver su vida diaria. Observamos sus escuelas, malocas y lugares de recreo, lo que nos permitió entender más sobre su cultura y modo de vida.Es interesante notar que San Martin de Amacayacu, un pueblo originariamente cazador, ha logrado reinventarse dirigiendo su economía hacia el turismo. Esto ha permitido que los habitantes locales puedan compartir su cultura y sus habilidades con visitantes de todo el mundo.
Durante nuestro recorrido por el pueblo, visitamos a una artesana local que nos enseñó a tejer pulseras y pintar con pinturas naturales sobre un lienzo también natural. Fue una experiencia única poder aprender de sus habilidades y apreciar la belleza y el valor del trabajo hecho a mano.
La jornada intensa iba llegando a su fin, una vez recorrido el pueblo, nos reunimos para disfrutar de una cena deliciosa y compartir nuestras experiencias. Sin embargo, la noche aún nos deparaba una sorpresa maravillosa: el cielo estrellado de San Martin de Amacayacu. Gracias a la poca contaminación lumínica de la zona, pudimos apreciar cada estrella en su máximo esplendor.
Fue impresionante poder observar la Vía Láctea, constelaciones y estrellas fugaces con tanta claridad. Nos sentimos conectados con la inmensidad del universo y agradecidos por poder disfrutar de esa belleza natural.
Después de admirar el cielo nocturno por un rato, nos retiramos a descansar para recuperar fuerzas para el próximo día lleno de aventuras y descubrimientos.
Dia 5 Minga y Mocagua
Si el día anterior fue intenso, este día no iba a ser una excepción. Después de desayunar y recargar energías, nos dirigimos a participar en una Minga cerca del pueblo. Nuestro guía para ese día fue un anciano local que nos explicó el concepto de minga antes de comenzar.
Para aquellos que no están familiarizados con el término, la minga es una tradición ancestral de la región que consiste en una cooperación comunitaria para realizar trabajos en beneficio del bien común. El que la convoca, prepara una chicha como ofrenda para los que estén dispuestos a colaborar en la miga. En este caso, la minga que íbamos a participar tenía como objetivo preparar unos terrenos para su resiembra.
Fue una experiencia enriquecedora participar en esta minga, trabajar junto a los habitantes locales y contribuir al desarrollo de la comunidad. Aprendimos mucho sobre el valor de la colaboración y la importancia del trabajo en equipo. Fue emocionante ver cómo esta comunidad trabajaba unida para lograr sus objetivos y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
En conclusión, la participación en una minga fue una de las experiencias más memorables de nuestro viaje a San Martin de Amacayacu. Nos permitió aprender sobre el valor de la colaboración, trabajar con la comunidad y sentirnos parte de ella.
Ya se acercaba el final de nuestro viaje, después de haber participado en la minga nos fuimos en lancha dirección a nuestro último destino: Mocagua.
Mocagua es un pequeño pueblo ubicado en la Amazonía colombiana, rodeado de una naturaleza exuberante y habitado por comunidades indígenas que mantienen sus tradiciones y cultura vivas. Además de la rica fauna que habita en la zona, Mocagua cuenta con hermosos paisajes naturales, ríos y cascadas que son ideales para realizar actividades como el kayak, la pesca deportiva y la natación.
Después de disfrutar de un almuerzo delicioso con pescado en hoja de bijao, fuimos a visitar el refugio de monos de Mocagua. este refugio es un lugar de acogida y rehabilitación de diferentes especies de monos que han sido rescatados de la caza ilegal, el tráfico y la tenencia ilegal como mascotas. lo más emocionante fue conocer a Martín y a Maruja, dos monos lanudos que nos robaron el corazón desde el primer momento, junto a una gran variedad de especies, desde monos aulladores, monos araña y titíes.
Después de la increíble experiencia de visitar el refugio, regresamos al pueblo para ubicarnos en nuestro alojamiento, el cuerpo nos pedía descanso y una buena ducha. Al llegar a la cabaña nos sorprendió la compañía de un pequeño gato que bautizamos como “Coco” nos acompañó en todo momento, despertándonos incluso a media noche para que le dejáramos entrar a la habitación.
Al entrar la tarde fuimos a un museo local, donde había toda clase de artesanías, herramientas y trajes culturales de la comunidad a lo largo de los años e incluso recreando un ritual polémico como la pelazón. Esta práctica consiste en rasurar la cabeza de una niña en su transición a “mujer” como parte de una ceremonia para purificar su alma y asegurar su buena salud. Aunque algunos consideran que este ritual es cruel y violento, fue interesante aprender sobre su significado y su importancia dentro de la cultura local.
Al final disfrutamos de una deliciosa cena con una excelente compañía, el dueño del restaurante. Resultó ser uno de los líderes de la comunidad y un gran conocedor de la identidad de los pueblos Ticuna, Cocama, Yagua, Ocaina y Huitoto.
A medida que nos servían la cena, el dueño del restaurante comenzó a contarnos la historia de la comunidad y cómo han logrado hacer la transición de una cultura cazadora a dedicarse al turismo y a la preservación del medio ambiente. Fue una historia fascinante y emotiva, llena de altibajos y desafíos que la comunidad ha enfrentado a lo largo de los años.
Dia 6 Vuelta a Leticia
Nuestro viaje por el Amazonas colombiano había llegado a su fin. Nos despertamos temprano en la mañana en Mocagua y nos preparamos para dirigirnos hacia Leticia, nuestro punto de partida.
El viaje fue una experiencia en sí misma. Durante el trayecto, pudimos apreciar las impresionantes vistas del río Amazonas y la exuberante selva que lo rodea. También tuvimos la oportunidad de conversar con algunos de los pasajeros locales y conocer un poco más sobre su forma de vida y sus tradiciones.
Finalmente, llegamos a Leticia, la ciudad que marca el final de nuestro viaje. Para despedirnos de la región, decidimos probar un delicioso chocolate con arepa, una de las comidas típicas de la zona.
Después, nos aventuramos a caminar por Leticia y a cruzar la frontera hacia Brasil, para nuestra última comida teníamos planeado ir al restaurante «Tierras amazónicas» donde teníamos pensado probar la piraña frita, pero tuvimos la mala suerte de que no había, nos decidimos por un ceviche de pirarucu enorme y una chaufa. Finalmente, dimos un paseo por la ciudad y fuimos caminando al aeropuerto para tomar nuestro vuelo de regreso a Bogotá
En resumen, nuestro viaje por la selva amazónica fue una experiencia inolvidable. Aprendimos mucho sobre la cultura, la naturaleza y la historia de la región, y conocimos a personas increíbles que nos enseñaron sobre la importancia de preservar y proteger la biodiversidad del lugar. Estamos agradecidos por esta oportunidad y esperamos volver pronto para seguir explorando esta fascinante región del mundo.
Si tienes la oportunidad de visitar el Amazonas colombiano, no lo dudes. Es una experiencia única en la vida que te permitirá conectarte con la naturaleza y conocer una cultura fascinante y llena de historias por descubrir.
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